0058_Agustín Acosta. Tercero. 23
Agustín Acosta 23º
III
Murió sin que cantara los desdenes
que helaron sus espléndidos rosales,
sin que agotárase en sus hipoerenes
el agua dulce de los madrigales.
Dicen que su postrer mirada, fija
en el óleo sin luz de la Marquesa,
fue como el resplandor de una sortija
donde se desmayara una turquesa...
Entre sus manos pálidas y frías
se solazaba un resplandor inerte
de aristocráticas eucaristías,
cuando en su corazón joven y fuerte,
responso de dolor, cantó la muerte
sus misereres y sus letanías...
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